sábado, 25 de febrero de 2012

Poetas

Un poeta es, en realidad, un niño triste, y la inspiración que desata su alma es simplemente una visión fugaz del mundo desde los ojos de un niño, visión empañada por la melancolía de haber dejado de serlo.
La belleza sublime del mundo nos trae esa tristeza de lágrima dulce porque en el fondo sabemos que hemos abandonado la capacidad de percibirla. Pero el mundo está ahí, y es nuevo cada día, y somos libres de ser el niño ahogado en en adulto que ve un mundo con más luz, con más color.

El niño no ha muerto, poeta, y por eso desde tu garganta llora y murmura estos versos, que tú escribes.