Hay días en los que te veo y sólo siento ganas de decirte ven, abrázame, escucha conmigo el universo moviéndose en silencio, dibujemos el alma con el hilo blanco del olvido, sólo ven conmigo y baila en mi hombro todas esas despedidas tristes sin apenas deslizarnos, cantemos juntos sin mover los labios.
Mírame con esos ojos cargados de atardecer.
Eres lo contrario a la noche (II).
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