miércoles, 17 de junio de 2009

Música

Acójame, extraña esencia del sonido.

Esa petición mueve un mundo de terciopelo,
De color,
De seda,
De todo lo indescriptible en nuestra realidad.

Cada onda sonora que hace vibrar mi tímpano
Es una caricia directa a mi ser,
Que es acunado entre las manos efímeras de un escalofrío,
Transparente y cálido, frágil como hebras de brisa.

Como un regazo, una caricia en el cuello,
Como sentir el viento ondulado en el cabello,
Como las pequeñas y desgarbadas patas de un insecto en tu mano,
Como un beso y un abrazo.

Esa es mi música, la música, una y toda.
Tan versátil, volátil, cambiante
Como la vida misma.
¿O quizá la vida es música?

Que cada palabra quede inválida ante el placer de escuchar,
Que cada pincelada, cada número, quede obsoleto
Ante el roce de la piel de una melodía,
Ante la luz que atraviesa nuestra mente como si de cristal fuera.

Cada nota es un recuerdo, una emoción,
Un nuevo cromatismo en la paleta,
Cada frase es una imagen, información abstracta
Interpretable ad libitum.

La música es la única solución a la ecuación,
A la pregunta de cómo estar en todas partes y en ninguna.
Puede controlarnos, volvernos nerviosos,
Lúgubres, violentos, excitados, calmados, sensibles,
Puede hacernos recordar, llorar, sentir.

Y a su vez
Sólo es música.


Hoy es el aniversario del nacimiento de Stravinsky, inmortalizado en su arte, cuyo nombre no morirá en mucho y largo tiempo. Como alguien dijo: "Morimos dos veces: una cuando muere nuestro cuerpo, dos cuando muere nuestro recuerdo..."

1 comentario:

  1. Genial el poema sobre la música...
    Se dilucida una inmensa megalomanía en tus palabras, positiva, claro.

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